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viernes, 21 de noviembre de 2014

Las competencias profesionales de comunicadores/as y comunicólogos/a

La equidad, la justicia social, los derechos humanos.

Un comunicador para el desarrollo tiene por misión, entre otras cosas, llevar a cabo proyectos de participación ciudadana o rural que tengan que ver con una perspectiva horizontal de los derechos humanos, la equidad y la justicia social. 

Estos temas, considerados principios básicos para el impulso de las propuestas de desarrollo, constituyen la parte medular y la razón de ser de la gran desigualdad que existe en el mundo. Son estos temas, valores o principios, los que inspiran a las instituciones, fundaciones, ong’s, organizaciones e individuos a movilizarse para promover espacios donde se practique y difunda la equidad, la justicia social y los derechos humanos de manera horizontal y permanente.

No puede haber perspectiva de desarrollo en las iniciativas participativas de las organizaciones sin haber sido considerados estos principios básicos. En muchos casos, la falta de estos o la indiferencia por parte de la gran masa, originan cambios en las sociedades de manera violenta, generando y proliferando la corrupción. No obstante, es parte de la función de un comunicador saber analizar, entender, detectar y canalizar dónde y cómo están siendo vulnerados estos principios para contrarrestarlos de manera eficaz con mecanismos de comunicación válidos desde las instituciones, las organizaciones, los medios de comunicación, etc. Desde la comunicación para el desarrollo, una sociedad tiene las capacidades de incluir y hacer respetar estos tres principios: equidad, derechos humanos y justicia de manera cada vez más amplia, gracias a la presencia de las redes sociales, que representan una herramienta de comunicación poderosa y de enfoque horizontal

martes, 21 de mayo de 2013

Las competencias profesionales de comunicadores/as y comunicólogos/gas sociales

Los principios y práctica de la educación, el adiestramiento, la formación de adultos y la educación comunitaria.


La educación constituye un derecho básico de toda persona que debe acceder a él desde los primeros años de su vida para lograr una formación en conocimientos que le permita valerse como persona integrada a una sociedad.

El comunicador para el desarrollo, debe, entre todos los conocimientos que lo forman, conocer alguna metodología de enseñanza que le permita capacitar a un grupo de personas en proceso de formación. La práctica educativa es aleatoria y cambiante, está sujeta a diversas políticas de gestión que corresponden a los lineamientos de Estado en un país, no por ello, la educación ha dejado de ser en América Latina una práctica poco equitativa para las grandes mayorías con escasa repercusión en el logro de metas y desarrollo de los pueblos.

El comunicador para el desarrollo debe estar preparado para afrontar y confrontar diversas realidades en las que el adiestramiento por un lado y la formación de adultos por otro, son la misma cara de la moneda de unas sociedades que poco han hecho por evolucionar a su pueblo.

La experiencia y pensamiento de Paulo Freire por ejemplo, constituye una evidencia de la poca capacidad de adentrar la educación en las zonas más pobres de América Latina, donde las prácticas pedagógicas tienen muy poco que ver con las condiciones de vida en muchas zonas desconectadas del mundo.  Por eso, la educación comunitaria viene a ser una propuesta nacida de esa realidad, que busca la animación de los individuos a involucrarse en el conocimiento para su propio desarrollo, que tiene que ver tanto con la educación como con el aprendizaje social. Con una intencionalidad que desencadene en la participación y organización comunitaria para el desarrollo de toda la comunidad.

domingo, 20 de mayo de 2012

Conceptualizaciones de comunicación pública, sociedad multiétnica, pluralismo cultural y multiculturalismo

Sociedad multiétnica, pluralismo cultural y multiculturalismo, son términos que forman parte de una manera de mirar el mundo. Tienen un horizonte común: la tolerancia y en su conjunto implican integración.
En el ámbito de la comunicación pública se da por sentado que son las informaciones de interés colectivo las que se hacen públicas para bien de una comunidad o una sociedad. Es en este espacio público, donde los medios de comunicación, las instituciones públicas y privadas, los gobiernos locales o los supranacionales, tienen el compromiso y la responsabilidad de llegar a la opinión publica con conceptos claros sobre cultura, pluralismo o multiculturalismo. Con el propósito de crear una cultura de tolerancia que ayude a abrir espacios de convergencia ante los cambios globales que participan las sociedades modernas en todo el mundo.
Según la definición de Eagleton Terry, la cultura se puede entender como el conjunto de valores, costumbres, creencias y prácticas que constituyen la forma de vida de un grupo especifico. Sostiene que como tal, el término cultura implica demasiadas definiciones que no terminan de clarificar su real concepto. En todo caso, la cultura viene a ser el conjunto de hábitos por los que a lo largo del tiempo los individuos han puesto en práctica consolidándose como tradiciones que tienen su mayor fortaleza en la herencia de generación tras generación.
Por su parte, León Olivé, manifiesta que con el imperativo del occidente dominante, se trató por mucho tiempo de establecer una cultura hegemónica que dominara y a la vez que contenga a todas aquellas culturas que corresponden a los diferentes pueblos de occidente. Tal es el caso de Latinoamérica donde tras la dominación de la conquista y luego con el desarrollo norteamericano, se ha intentado imponer una cultura occidental globalizadora que tienda a la homogenización de la cultura, sin plantear diferencias ni tolerancias. A lo que reflexiona: “Muchos conflictos sociales y políticos se deben a los intentos de algunas culturas por dominar a otras, y a la falta de reconocimiento de las diferencias”. No obstante, Olivé va mas allá y precisa “que lo mas delicado y lo que realmente importa es que los miembros de la otra cultura pueden concebir la naturaleza humana de modos muy diferentes, y lo que perciban como necesidades humanas básicas puede diferir enormemente del punto de vista occidental moderno”.
En esa línea Eagleton Terry sostiene que “el hecho de que una serie de gente pertenezca al mismo lugar, a la misma profesión o a la misma generación no significa que formen una cultura; sólo lo hacen cuando empiezan a compartir hábitos lingüísticos, tradiciones populares, maneras de proceder, formas de valoración e imágenes colectivas”.
De otro lado reflexiona acerca de la disección del término cultura lo que da pie a entender nuevos criterios que tienen que ver con el multiculturalismo por ejemplo. “Durante un tiempo la cultura fue una noción demasiado selecta, ahora es un término elástico que apenas deja nada fuera de él. Sin embargo, también se ha vuelto algo demasiado especializado y ha reflejado pasivamente la fragmentación de la vida moderna en vez de tratar de reintegrarla, tal como ocurría con el concepto clásico de cultura”. Explica que existen dos tipos de culturas la que se escribe con mayúsculas y es superior y la que se escribe con letra pequeña pero que también constituye una forma. “Para la Cultura, la cultura esta ofuscada por el sectarismo, mientras que para la cultura, la Cultura es demasiado etérea, mientras que para la Cultura, la cultura esta demasiado pegada al suelo. Estamos divididos entre un universalismo vacío y un particularismo ciego. La Cultura, parece ser algo desarraigado y desencarnado, la cultura en cambio, anhela con exceso una morada propia”.
El término multiculturalismo tomó visibilidad durante los años 80’s en la sociedad norteamericana, se expandió y tomo espacio como efecto de la búsqueda de reivindicaciones de los grupos minoritarios que vivían al margen de la vida cívica de la sociedad en los Estados Unidos. Avital H. Bloch ensu estudio ‘Multiculturalismo, Teoríaposmoderna y redefinición de la identidad nacional norteamericana’, define el termino multiculturalismo: “se refiere a un cambio en las luchas de las minorías por obtener reconocimiento e influencia en la sociedad, de énfasis político y acomodamiento cultural (…) en contra de los cánones eruditos prevalecientes en materia literaria y artística”. En ese entonces el multiculturalismo se caracterizó por promover culturas minoritarias anunciando un cambio en las relaciones intergrupales en los Estados Unidos contemporáneos. La presión de las minorías que fueron identificadas inicialmente con los afroamericanos poco a poco fue ampliándose hacia otras minorías étnicas como las de los indígenas americanos, los hispanoamericanos, los asioamericanos. A las que luego se le unirían otro tipo de minorías igualmente vulneradas en sus derechos como el colectivo de homosexuales y lesbianas. Surge entonces un proceso interesante, en el que las minorías étnicas encabezadas por los afroamericanos principalmente, lucharon por obtener un ‘trato preferente’ que al igual que el movimiento de las mujeres y los homosexuales buscaban un espacio dentro del sistema con acciones afirmativas en lo económico y en el espacio político.
Bloch explica que el multiculturalismo es el resultado directo del concepto de marginación y dominación de las minorías por parte de los grupos predominantes (…) las presiones de los multiculturalistas para que haya más representación de la producción cultural minoritaria implica la reducción de lo que llaman el ‘masculino-blanco-heterosexual-eurocentrismo’ que ha controlado la sociedad. Según ellos, la curricula y otros preceptos ‘occidentalizados’ han ignorado o distorsionado sus experiencias sociales y expresiones culturales. (…) las minorías han sido desposeídas del conocimiento de sus propias historias y de sus raíces culturales.
Una cuña diferente y más acuciosa es la que blande Giovanni Sartori en su libro ‘Lasociedad multiétnica’, al comparar y ponderar el pluralismo sobre el multiculturalismo. El pluralismo y el multiculturalismo no se oponen, dice, el multiculturalismo es una expresión que simplemente registra la existencia de una multiplicidad de culturas, no plantea problemas o una concepción pluralista del mundo. Solo si el multiculturalismo se considera como un valor prioritario cambia su discurso y surge el conflicto entre ambos. Sartori explica que el pluralismo aprecia la diversidad y la considera fecunda. Nace de un mismo parto con la tolerancia que es la que no ensalza al otro, sino que lo acepta. El pluralismo no es agresivo ni belicoso pero de manera pacifica combate la desintegración.
No obstante, reconoce que hoy predomina un multiculturalismo que aunque sigue estando anclado en la etnia, es de cuño cultural. Y explica que al definir el sentido cultura, los multiculturalistas excluyen al menos tres acepciones del término. Cultura en el sentido conductista del modelo del comportamiento del individuo, desde el sentido antropológico del hombre como animal simbólico, desde el sentido cultura política y desde el sentido de cultura culta en la acepción docta del término. Es decir, Sartori, delinea el sentido del multiculturalismo como una cultura que puede ser una identidad lingüística, una identidad religiosa, una identidad étnica. “Bajo la expresión ‘cultura’ no todo es cultura. Y debe quedar claro que una diversidad cultural no es una diversidad étnica: son dos cosas distintas”. Explica que el multiculturalismo es hoy una palabra portadora de una ideología, de un proyecto ideológico, sin embargo, para que se de, presupone una sociedad abierta que crea en el valor del pluralismo.
De otro lado, Sartori, hace un análisis y comparación entre lo que los teóricos llaman ‘la política de reconocimiento’ y ‘el tratamiento preferencial’ por las que las minorías buscan una posición de mayor relevancia en la sociedad norteamericana y que tienen diferentes planteamientos de discusión.