sábado, 17 de mayo de 2014

Las competencias profesionales de comunicadores/as y comunicólogos/as

La honestidad, la franqueza, la verdad, la integridad

Como se quiera o no, los comunicadores tienen una formación con orientación basada en el periodismo o lo que se le parezca a este, por lo que la concepción de los términos de verdad, honestidad, integridad y ética son la parte estructural de su formación profesional. Basado en ello, es que la labor de un comunicador no puede ir separada de estos valores y modos de conducta profesional, dado que su honestidad y apego a la verdad son los grandes principios de los que se vale la profesión para armonizar la comunicación con la realidad y su verdad imperante. 

Es decir, un comunicador honesto no puede alejarse de la verdad al momento de enfocar un análisis cuantitativo o cualitativo en torno a una realidad, en torno a un mensaje o entorno a un dialogo abierto con sus interlocutores. Estos principios vienen a ser la columna medular de la labor honesta que un comunicador puede hacer en bien de una comunidad o un hecho social que involucre a un colectivo entero. 
Con la franqueza y la integridad, el comunicador puede demostrar el gran compromiso que significa su trabajo al momento de hacer labor de campo, labor de análisis o de ejecución de un proyecto por lo que plasmará la realidad en sus resultados y evaluaciones de la manera más honesta y veraz posible. Son estos principios los que garantizan que el trabajo del comunicador para el desarrollo sea una labor honesta y transparente y a la vez que sea tomado en cuenta como un rol importante y no sustituible por otra disciplina profesional.

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